Jakob Ingebrigtsen es conocido por ser muy, muy rápido; hace un mes se quedó a 73 centésimas del récord mundial de Hicham El Guerrouj. Es conocido, también, por hablar mucho en los medios, siempre repleto de confianza de cara a las siguientes competiciones y con dardos para su competencia, más afilados si ya le han logrado ganar en alguna ocasión. El camino hacia final olímpica de los 1.500 metros, en el que Josh Kerr entró de pleno al juego de Ingebrigtsen, creó una de las rivalidades más anticipadas de los Juegos Olímpicos entre el británico y el noruego.
El suspense alrededor de la carrera del 6 de agosto rodeaba este enfrentamiento individual: quién ganaría y con qué estrategia. Al acecho, en busca de la gloria en caso de errar los favoritos, llegaba como favorito a la tercera medalla el estadounidense Yared Nuguse.
Finalmente, la carrera fue una sorpresa total. Cole Hocker, estadounidense de 23 años, se coló por el interior de Jakob Ingebrigtsen después de la agresiva carrera del noruego, y sorprendió al mundo al hacerse con el título y el récord olímpico con 3:27,64 en su primera carrera por debajo de 3:30. Josh Kerr, plata con récord británico, y Yared Nuguse, bronce, cerraron un podio en el que no estuvo Ingebrigtsen. El noruego cayó siendo fiel a sus ideales; tiró de la carrera desde el inicio, pero, lejos de asegurarle la victoria, resultó servir como liebre para sus competidores.
El mundo se unió en un sentimiento de sorpresa y expectación al final de la carrera. De la mano del shock por la derrota de los favoritos, la curiosidad por ver la reacción de dos de las figuras más mediáticas del circuito. Jakob Ingebrigtsen pareció tomarse sin drama la derrota, y explicó su carrera a los medios al terminar: “Por supuesto, es un error táctico el no poder reducir el ritmo en los primeros 800 metros. Vi en la contrarrecta, cuando faltaban unos 650m, que estaba abriendo un pequeño hueco, así que intenté responder acelerando un poco más. Hoy la carrera ha sido 100 metros demasiado rápida”.
No se alejan del mismo punto las palabras que dio en respuesta a la organización de París 2024. Fue un error táctico enorme: «Abrí con una vuelta de 54 segundos y eso no era el plan, en absoluto. Fue al menos dos segundos demasiado rápida. Pensé en bajar el ritmo, pero la segunda fue igual de rápida. Me arruiné la carrera por ir demasiado rápido». Sobre el porqué de un inicio tan agresivo: «Me sentía muy bien y venía con progresión en las últimas carreras. Pero el plan no era ir tan rápido».
Para su archienemigo Josh Kerr, poca atención: «(Que él sea medallista) No significa mucho. Estoy mucho más decepcionado por haberme autosaboteado en la carrera». Sí se dirigió directamente a sus rivales en la publicación de Instagram que hizo horas después.
«Hoy, Cole Hocker, Yared Nuguse y Josh Kerr fueron más listos que yo. Fueron los mejores cuando más importaba, y quiero felicitarles a los tres. Felicidades a todos mis rivales por el gran espectáculo», reza el mensaje, mucho más empático y tranquilo de los esperado. «Por supuesto, estoy decepcionado», matiza.
Ante las críticas por lo mucho que habló en el camino hacia los Juegos Olímpicos, Ingebrigtsen compartió una bonita reflexión sobre su actitud: «Mi equipo siempre me dice que como tengo la boca muy grande y soy el rival a batir, tengo todas las de perder en cualquier competición». Agradeció, también, los mensajes de apoyo: «¡Gracias a todos, significa mucho para mí!»
Se acordó del orgullo nacional noruega y de sus hermanos, con quienes ha cantado el himno popular de Noruega para París 2024: «Hace diez años, nadie en Noruega hubiera creído que esto era posible. Hasta que Henrik y Filip nos mostraron lo que es». Concluye, esperanzado y mirando al 5.000m: «Por suerte, tengo que hacer todo esto otra vez mañana por la mañana».
Fuente: Runners World