Gran actuación de los fondistas peruanos en la XX de los Juegos Bolivarianos Ayacucho – Lima 2025. Ferdinan Cereceda obtuvo la primera medalla de oro (2h.16.38) para el Perú, la medalla de plata también fue peruano con Ulises Ambrosio (2h.16.41). en damas Sheyla Eulogio se quedó con la plata (2h.35.10) y la de bronce fue para Zarita Suárez (2h.36.07).
Desde las primeras luces del día (05.50 am), la Plaza Mayor de Lima recibió a cientos de espectadores que aguardaban el inicio de la competencia reina del atletismo, la maratón, con un recorrido de 42.195 kilómetros que atravesó la Vía Expresa en ida y vuelta hasta llegar a distritos como Cercado, La Victoria, Lince, San Isidro, Surquillo, Miraflores y Barranco. El trazado se convirtió no solo en un desafío físico, sino también en un escenario de orgullo nacional.
Ferdinan Cereceda volvió a demostrar la fuerza, disciplina y coraje que caracterizan al atleta peruano, consagrándose campeón de la maratón 42K de los Juegos Bolivarianos Ayacucho–Lima 2025, se impuso en un cierre apretado que mantuvo en vilo a los asistentes. A tres segundos llegó su compatriota Ulises Martín Ambrocio. El bronce fue para el ecuatoriano Fernando Moreno Tapia, quien completó el podio masculino (2h.18.17).
Mientras los varones celebraban su doble podio, en damas, también ofrecía emociones. La ecuatoriana Silvia Patricia Ortiz Morocho sorprendió en los últimos kilómetros, al imponerse con autoridad y llevarse la medalla de oro con 2h.34.54. Su estrategia fue clara: mantener paso firme desde el inicio y evitar los cambios bruscos de ritmo nuestras fondistas y le resultó, pues dejó relegada al segundo lugar a Sheyla Eulogio, que tuvo que contarse con la medalla de plata con 2h.35.10. Eulogio, demostró consistencia incluso en los tramos más demandantes del recorrido. El tercer lugar y la medalla de bronce, fue para la otra peruana Zarita Suárez Núñez, tras finalizar en 2h.36.07.
El recorrido, que incluyó la emblemática Vía Expresa, fue uno de los más comentados de esta edición de los Juegos Bolivarianos. Su diseño permitió ritmos veloces, pero también exigió precisión técnica, especialmente en los retornos y pendientes de acceso a los distintos viaductos.





