La agencia EFE eligió como indiscutible el mejor deportista del año al keniano Eliud Kipchoge, que el 16 de septiembre, en medio de una expectación mundial, dejó la plusmarca universal del maratón en 2h1:39.
No fue un récord apurado: la marca quedó un minuto y dieciocho segundos por debajo de la anterior, que atesoraba su compatriota Dennis Kimetto desde hacía cuatro años.
Kipchoge corrió a un ritmo de dos minutos y cincuenta y tres segundos el kilómetro por las calles de Berlín y se acercó de manera intimidatoria a un muro que parecía tan infranqueable como el de la capital alemana: el de las dos horas. Nadie duda ahora de que, como el otro, ese muro terminará cayendo.
El corredor de 34 años, contó con la ayuda de varias ‘liebres’ hasta el kilómetro 25. Pero voló sin ayuda en los últimos 17, cuando sus tiempos ya anunciaban el récord mundial, que batió por el margen más amplio registrado en 51 años.
Como no podía ser menos, en la gala anual de la Federación Internacional, en diciembre, fue coronado como mejor atleta mundial del año.
Kipchoge ya hizo un intento ‘alegal’ de bajar de las dos horas, en un reto publicitario preparado por la firma Nike en 2017 en el autódromo de Monza (2h00:25), y en 2019 se le presentarán nuevas ocasiones de derribar la mítica frontera.
Lo consiga o no, su nombre ya es leyenda. Lo mismo que el de Simone Biles, que dio en estas 2018 sobradas pruebas de su poder para vencer todos los obstáculos, los más difíciles, con la fuerza de sus 142 centímetros y sus 47 kilos.