Lewis, de Los Ángeles a Atlanta
Los conflictos armados y los temas políticos siempre han ensombrecido a los Juegos Olímpicos, estos últimos le impidieron al estadounidense Carl Lewis debutar en Moscú 1980 y aumentar su cosecha de medallas, Lewis había logrado clasificarse en los Triales de Eugene, en salto de longitud y en 4×100, pero el boicot de Estados Unidos se lo impidió.
Cuatro años más tarde, en Los Ángeles, Carl Lewis se convirtió en el segundo atleta en la historia, en conquistar cuatro títulos olímpicos, – primero fue Jesse Owens, en Berlín 1936 – sus triunfos se consolidaron en 100, 200 metros, salto de longitud y 4×100.
Asistió a Seúl 1988 con las aspiraciones de volver a conquistar las cuatro medallas de oro, pero corrían otros aires, Lewis no dominaba el panorama atlético, le habían aparecido rivales, en casa y fuera de ella, solo se sentía “seguro” en longitud y ganó, aun cuando estuvieran Larry Myricks y Mike Powell; en los 100 metros estaba el canadiense Ben Johnson, con quien mantenía una incompatible rivalidad, pero Johnson se derrotó el mismo, estaba dopado, Lewis lo sabía, segundo título, pero en los 200 metros no hubo sorpresa y Lewis estaba consiente, ahí estaba Joe DeLoach, compañero y amigo en el Santa Mónica, quien lo había derrotado en los Triales de Indianapolis y el Seúl, también lo venció, por último, quedaba el relevo 4×100, prueba para la que habían clasificado, Dennis Mitchell, Calvin Smith, Albert Robinson, DeLoach, Lee McNeill y Lewis, pero existieron discrepancias entre Lewis y el coach Russ Rogers, sobre la conformación de la posta para las rondas previas, en la ronda uno corrieron Mitchell, Robinson, Smith y McNeill, pero imprecisiones en el cambio entre Smith y McNeill, llevaron a la descalificación de la cuarteta estadounidense.
Para Barcelona 1992, solo logró clasificarse en longitud y 4×100, oportunidades que aprovechó muy bien, triunfando en ambas, mientras que para Atlanta 1996, solo lo hizo en longitud, en los “Juegos del Centenario” cuando todo parecía que no, Lewis logró un 8.50 concluyente, de la competencia y de su carrera deportiva, era el cuarto título en el salto de longitud y el octavo en Juegos Olímpicos, era el episodio final del “Hijo del Viento”.
Aouita, mucho ruido y pocos títulos
El marroquí Said Aouita conocido en sus tiempos, como el “Moro Atómico”, fue un mediofondista dominante en la década de los 80s, lo avalan varios récords mundiales, pero solo alcanzó el podio olímpico en una oportunidad, ésta en Los Ángeles 1984, al ganar los 5000 metros, mientras que para Seúl 1988, a pesar de haber reinado la temporada anterior en 5000 metros, con récord mundial (12:58.39), primero en descender de los 13 minutos, eligió las dos pruebas donde menores opciones poseía, 800 y 1500 metros, en la primera, el kenyano Paul Ereng y el brasileño Joaquim Carvalho Cruz, lo relegaron al bronce y en la segunda, una lesión agravada durante la final de 800 metros, apenas lo dejó correr las eliminatoria.
Kingdom, rey en años olímpicos
En su época de estudiante de bachillerato el estadounidense Roger Kingdom nunca pensó en convertirse en una estrella del atletismo, en cambio, le apasionaba el fútbol americano, deporte que le otorgó una beca para estudiar en la Universidad de Pittsburgh, ya estando en la universidad se incorpora al atletismo. En los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, en 1984, da la sorpresa en los 110 con vallas, al imponerse a su paisano Greg Foster, titular mundial de Helsinki. Entre 1986 y 1987 pasó inadvertido, pero reapareció en 1988 para volver a coronarse campeón olímpico, segundo en lograrlo en esa prueba, le antecedió su coterráneo Lee Calhoun (1956-1960). Aunque se mantuvo compitiendo hasta 1999, no logró clasificar para Barcelona 1992 y Atlanta 1996.
Brisco-Hooks, un retorno triunfal
La estadounidense Valerie Brisco-Hooks se inició en el atletismo de alta competición cuando era estudiante de la Universidad de California (UCLA), pero sus resultados no auguraban un promisorio futuro, en 1979 fue cuarta en 200 metros y oro en 4×100 en los Juegos Panamericanos de San Juan. Abandona momentáneamente el atletismo, etapa en que contrae matrimonio con el jugador de fútbol americano Alvin Hooks, de cuya unión nace un hijo en 1981. El retorno al atletismo no pudo ser mejor, tres títulos en Los Ángeles 1984 (sin la presencia de los países de Europa del Este), con un doblete inédito, 200 y 400 metros, además del relevo 4×400. Cuatro años más tarde, para Seúl 1988, solo logró clasificarse en 400 metros (cuarta) y 4×400 (plata).
Moutawakel, debut y despedida
Quizás la gran sorpresa del atletismo en Los Ángeles 1984 la protagonizó la marroquí Nawal El Moutawakel, al ganar los 400 con vallas, pues aunque no estuvieron las soviéticas y alemanas, la estadounidense Judy Brown-King, la sueca Ann-Louise Skoglund, la australiana Debbie Flintoff-King o la rumana Cristina Cojocaru, presentaban los mayores avales, pero Moutawakel, que se había “americanizado”, estudiaba en la Universidad de Iowa, en contra de las predicciones, se coronó campeona olímpica, primera mujer islámica y africana en hacerlo. Su triunfo fue todo un acontecimiento nacional en Marruecos, el Rey Hasán II estableció un decreto en el cual planteaba, que todas las niñas nacidas ese 8 de agosto se llamarían Nawal. Posterior a Los Ángeles, Nawal compitió hasta 1987, ocupando más adelante altas responsabilidades dentro de del Consejo de la IAAF y del COI.
Meyfarth, entre una docena
La saltadora alemana Ulrike Meyfarth es uno de los casos únicos en el atletismo olímpico, con apenas 16 años, se tituló en Münich 1972, en salto de altura, cita donde sorprendió a los especialistas, pues se esperaba el triunfo de la austriaca Ilona Gusenbauer, la búlgara Yordanka Blaboeva o la alemana democrática Rosemarie Ackermann, pero Meyfarth se empinó sobre los 1.92, inalcanzable para el resto. Luego de Münich, Meyfarth se hundió, prácticamente, en el anonimato, reapareciendo en grande, en 1982, con salto de 2.02 (líder del listado anual); en 1983, previo a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, terminó segunda en Helsinki y en el ranking mundial, aventajada solo por Tamara Bykova. En la cita angelina, ausentes, Bykova, Lyudmila Andonova y otras, Meyfarth (2.02) fue superior a la italiana Sara Simeoni (2.00) y tras 12 años de olvido, volvió a titularse campeona olímpica.
Babers, un teniente olímpico
El estadounidense Alonzo Babers fue un estudiante de la Academia de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos en Colorado Springs, que llegó a campeón olímpico. Babers, que también jugaba fútbol americano, había iniciado su camino en el atletismo en 1983, con el mundial de Helsinki y los panamericanos de Caracas, pero siempre en el relevo 4×400, pero en 1984 lo conquistó todo y se retiró del atletismo. En Los Ángeles ganó los 400 metros, por delante de favoritos como Antonio McKay, el jamaicano Bertlhand Cameron o el marfileño Gabriel Tiacoh, también integró la posta ganadora en 4×400. Concluido los Juegos Olímpicos, Babers regresó al ejército como teniente en la Fuerza Aérea, desempeñándose posteriormente como piloto en la compañía United Airlines.