Atletas olímpicos, Fosbury y Beamon, sus legados

Ago 25, 2020 | Internacionales

Wolde, nunca es tarde, si los kilómetros aumentan

El etíope Demisse Wolde, conocido como “Mamo”, tal vez, nunca pensó en escalar la cima de un podio olímpico, teniendo en cuenta, que había debutado desastrosamente en Melbourne 1956, ocupando el último puesto en una de la series eliminatorias, de 800 y 1500 metros, tal pudo ser su decepción, que no concurrió a Roma 1960, pero se apareció en Tokio 1964, con el aval de haber vencido a Abebe Bikila en un evento previo en Adís Abeba, en la capital nipona fue cuarto en 10 mil metros, pero en la maratón no pudo concluir.

Ya con 36 años se presentó en México 1968 y convencido de que “a la tercera va la vencida”, primero envió un anuncio, con la medalla de plata en 10 mil metros y luego se burló de la altura mexicana y de sus adversarios, entre ellos, su paisano Bikila y el australiano Derek Clayton, sacando considerable ventaja al japonés Kenji Kimihara y al neozelandés Mike Ryan, segundo y tercero, respectivamente en la prueba de maratón. En Münich 1972, nadie lo esperaba, pero Mamo Wolde era persistente, asistió y conquistó bronce, su tercera medalla olímpica, todas ganadas pasados los 30 años.

Al retirarse fue militar, siendo arrestado en 1993, acusado de haber cometido un crimen, del que siempre se declaró inocente. Por él intercedieron Amnistía Internacional y el COI, pero sin resultados, fue puesto en libertad en 2002.

Fusbury, eternamente agradecidos

Otra de las innovaciones aparecidas en México 1968, fue una nueva variante en el salto de altura, la técnica de espalda, esta fue introducida por el estadounidense Dick Fosbury, quien legó para la posteridad esta novedosa técnica, que pasó a denominarse Fosbury Flop, el que sustituiría a los estilos rodillo ventral y tijera.

Fosbury ganó el título con salto de 2.24, récord olímpico y aunque nunca pudo acercarse al 2.28 del soviético Valery Brumel, su mayor contribución fue la nueva técnica, que a partir de entonces comenzó a ganar adeptos entre los saltadores, llegando a convertirse en la más efectiva en el salto de altura actual. Fosbury dejó el atletismo, graduándose de ingeniero civil, siendo más recordado por el estilo que creó cuando era estudiante de la Universidad de Oregon, que por el título olímpico ganado en México 1968.

Beamon, un salto para la historia

El estadounidense Bob Beamon produjo el mayor acontecimiento deportivo de los Juegos Olímpicos de México 1968, cuando aterrizó a 8 metros y 90 centímetros de la tabla de batida en el salto de longitud, superando por 55 centímetros el anterior récord mundial y por 71 al ocupante del segundo lugar (Klaus Beer, 8.19). Beamon se superó así mismo, en 57 centímetros (8.33, antes de México), posterior al 8.90, apenas saltó 8.22, al decir del inglés Lynn Davis “destruyó la prueba”. El salto de Beamon, que aún es la cuota olímpica, permaneció durante 22 años, 10 meses y 22 días como plusmarca universal.

Sanayeev, cerca del cuarto título

El soviético Viktor Sanayeev inició en México’68 una larga trayectoria olímpica que lo llevó a conquistar tres títulos y una medalla de plata. Resulta que en la fase clasificatoria, el italiano Giuseppe Gentile impuso récord mundial, con 17.10 y en la final, abrió con 17.22 y pareciera que se podía colgar al cuello la medalla de oro, pero Sanayeev saltó un centímetro más en la tercera ronda y en la quinta, el brasileño Nelson Prudencio dio un salto para el título, pero Sanayeev respondió con 17.39, terminando con las pretensiones.

En Münich 1972, no quiso dar muchas oportunidades, abriendo con salto ganador de 17.35 metro. Para Montreal 1976, le había aparecido un nuevo contrincante, el brasileño Joao Carlos de Oliveira, quien lo despojo en año antes del récord mundial, con 17.89, pero lo Juegos Olímpicos eran otra cosa y Sanayeev solo necesitó 17.29 para lograr su tercer título olímpico, mientras Oliveira, no pasó de 16.90, tercero. Su última batalla olímpica la libró en Moscú 1980, nuevamente frente a Oliveira y ante su paisano Jaak Uudmäe (17.34), cediendo solo ante este (17.24) y delante, por segunda ocasión consecutiva del brasileño (17.22).

Mathews, reedita a Smith y Carlos

El estadounidense Vincent Mathews conquistó dos títulos olímpicos, pero se vio imposibilitado de lograr un tercero, el primero llegó en México 1968 como integrante de la posta 4×400, pero antes de la cita azteca había logrado en 400 metros, 44.4 segundos, no reconocido por usar zapatillas no reglamentarias, mientras que los Triales de USA, quedó cuarto; el segundo lo conquistó en Münich 1972, ganando los 400 metros, pero Mathews y Wayne Collett (plata) protagonizaron en el podio, algo similar a lo acontecido cuatro años antes en México (200 metros), charlando entre ellos, mientras se escuchaban las notas del himno de Estados Unidos, esto fue interpretado como una protesta del Poder Negro, siendo expulsados de los Juegos, quedando trunca la posibilidad de correr el relevo 4×400, prueba en que Estados Unidos era el favorito, pero no pudo correr, debido, además a la lesión de John Smith.

Ryun, plata olímpica y político republicano

El estadounidense Jim Ryun no conquistó un título en tres intentos olímpicos, solo fue plata en México 1968, en 1500 metros. Estuvo, además en Tokio 1964 (SF) y en Münich 1972 (9). Ryun fue uno de los grandes corredores de la milla (1609 metros), llegando a implantar dos topes mundiales en esta distancia. Fuera del atletismo, James Ronald Ryun fue miembro de la Cámara de Representantes de Estados Unidos por el Partido Republicano, entre 1996 y 2007, en representación del Segundo Distrito de Kansas. Durante las elecciones primarias de 2006, fue derrotado por Nancy Boyda, mientras que en las correspondientes al 2008, venció a Lynn Jenkins.

Pedraza, la medalla de la tristeza

El mexicano José “Sargento” Pedraza se erigió en el primer medallista del atletismo mexicano en Juegos Olímpicos, presea lograda (plata) en los 20 kilómetros de caminata, en México 1968. Podría parecer que Pedraza, a partir de ese acontecimiento sería considerado como un héroe nacional, pues marcó el inicio hacia la cúspide de los caminantes mexicanos. Resulta que sucedió todo lo contrario, Pedraza bajo del podio olímpico y fue a parar a un arresto de cuatro meses ordenado por el general Gomar Suástegui, quien lo reprimió por no haber ganado la medalla de oro. Estando aun en la vida militar, perdió a su esposa Socorro, sin poderla atender, pues no recibía permiso para visitarla. Pedraza siempre expresó que la medalla de plata, lo único que le reportó fueron años de amargura, su único obsequio fue un reloj Rolex, que vendió en 1000 pesos.

Board, un talento malogrado tempranamente

La inglesa Liliand Board, nacida en Durban, Sudáfrica, debido a que sus padres habían emigrado a ese país en 1947, apenas pudo coronar dos preseas olímpicas, el título en la posta 4×400 y la medalla de plata en los 400 metros, ambas en México 1968. Liliand y su hermana gemela Irene comenzaron sus estudios secundarios en la George Secondary Modern School, donde le ven las habilidades atléticas que poseía, pasando a entrenar en el Club London Olympiades. Entre 1966 y 1967 escala a la élite de la prueba, con asistencia eventos europeos, de la Commonwealth y encuentro versus Estados Unidos. En los Juegos Olímpicos, solo cedió ante la francesa Colette Besson. Posterior a la cita mexicana, Liliand Board, sin saberlo, asistió a su último evento, el Campeonato Europeo de Atenas, en 1969, donde ganó los 800 metros y el relevo 4×400. En 1970, con apenas 22 años, fallecía a causa de un cáncer de colon, que le fue detectado estando ya en fase terminal.

Eddy Nápoles Cardoso – Cuba (Especial para Atletismo Peruano)

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