Patoulidou; por “culpa” de un tropezón
Si Gail Devers era la gran favorita en los 100 con vallas en Barcelona 1992, la griega Paraskeví “Voula” Patoulidou era totalmente desconocida, pero en la Ciudad Condal logró la coronación olímpica, Voula escoltaba a Devers cuando esta se accidentó en la última valla, tomando ella el lugar de la estadounidense, convirtiéndose en una de la grandes sorpresas del atletismo. Su recorrido hasta colocarse en la final fue agónico, cuarta en su serie de la ronda uno, tercera en cuartos de final y tercera en semifinales. Patoulidou quiso experimentar en otras pruebas, ya lo había hecho en Seúl 1988 (4×100), en Atlanta 1996, lo hizo en salto de longitud (oncena) y en Sydney 2000, en 100 metros (eliminada, ronda uno). Paraskeví fue la primera griega que disputó una final olímpica en pruebas de pista. En la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, fue la única mujer portadora de la antorcha olímpica. En 2006 fue candidata por el PASOK a la prefectura de Salónica.
Gunnell, lo consiguió todo en Barcelona
La británica Sally Gunnell marcó sus inicios en el atletismo por el salto de longitud, logrando el título nacional junior, pero también anduvo practicando heptathlon y 100 con vallas, sin éxitos. Tuvo que sufrir la ausencia a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, en 1984, para darle un nuevo horizonte a su vida atlética, concentrándose en adelante en los 400 con vallas. La primera prueba de su acierto la tuvo en Seúl 1988, quinto lugar y 54.03; para Barcelona 1992 ya será la principal atleta de esta prueba, accediendo al título olímpico. En 1993 se consagró campeona y recordista mundial en Stuttgart, con 52.74 segundos, era en final de los grandes éxitos. Los problemas físicos hicieron acto de presencia, teniendo que abandonar en las semifinales, en Atlanta 1996. Alejada del atletismo activo, ha escrito vario libros sobre fitness, salud y nutrición, así como comentarista de programas deportivos en la BBC. En 1998 fue distinguida con la Orden del Imperio Británico.
Quirot, ejemplo de entrega y voluntad
La cubana Ana Fidelia Quirot fue una de las mejores corredoras de 800 metros de la historia, pero se le escapó (compitiendo) en dos oportunidades el título olímpico. Ana Fidelia no estuvo presente en Seúl 1988, cuando ya era una atleta de nivel mundial, en ambas pruebas (400 y 800 metros), pero al año siguiente lideró el listado anual, con 50.01 y 1:54.44, respectivamente. Llegados los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992, la Quirot era una de las favoritas a la cima del podio, pero también estaban Ellen van Langen, Lilia Nurutdinova y Ella Kovacs y las dos primeras la superaron en el sprint final. Concluido el año olímpico sufre un lamentable accidente doméstico con graves peligros para su vida, que le causó quemaduras en más del 38% de su cuerpo, se pensó que había llegado el final de su carrera deportiva, pero Ana Fidelia mostró una voluntad sin límites, que le permitió irse recuperando y volver a correr, cuya primera muestra la ofreció durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Ponce, al ganar medalla de plata, pero la nota más alta la dio en el campeonato mundial de Gotemburgo, antesala de la cita olímpica de Atlanta, al conquistar el título. En los Juegos del Centenario, Ana Fidelia aspiraba al oro olímpico, medalla que también pretendían María Mutola, Kelly Holmes y Svetlana Masterkova, entre otras, pero la cubana centrada en su duelo con Mutola, descuido a la rusa Masterkova, quien las remató a ambas.
Canadá, un 4×100 internacional
En los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, el relevo 4×100 de Canadá conquistó el título, pero bien pudiera habérsele otorgado la categoría de “Internacional”, pues solo uno de sus integrantes nació en el país de los Grandes Lagos, Glenroy Gilbert, el resto lo hizo fuera; Robert Esmie, el arrancador, es natural de Kingston, Jamaica, siendo muy pequeño su familia se trasladó a Ontario; Bruny Surin, (segunda curva) es oriundo de Cabo Haitiano, Haití, a los ocho años la familia emigró a Canadá, por último, Donovan Bailey (cerrador), nació en Manchester, Jamaica, cuando él tenía 15 años, su familia emigró a Ontario.
Kipketer, se fue con “todo”, pero sin título olímpico
Durante la temporada de 1996 nadie puso en dudas que Wilson Kipketer era el mejor corredor de 800 metros en el mundo, pero no quiso la agraviada Kenya que tomara parte en los Juegos Olímpicos de Atlanta, representando a Dinamarca. Kipketer había nacido en Kapchemioyiwo, Kenya y en 1990 visitó Dinamarca, le gustó el clima nórdico y se quedó a vivir allí, estudio ingeniería electrónica en la Universidad de Copenhague, obteniendo la nacionalidad danesa en 1994. Hasta este año compitió bajo la bandera kenyana, ya en 1995 lo hizo representando el pabellón danés, incluso, triunfó en el mundial de Gotemburgo, pero la IAAF, con menos burocracia, rápidamente aceptó el cambio de nacionalidad, mientras que el COI, si el país de origen, no da el visto bueno, sus estatutos exigen un período de tres años y Kenya no quiso a Kipketer de adversario en Atlanta. Cuatro años más tarde, en Sydney, aunque Kipketer seguía poseyendo el récord mundial (1:41.11) y había ganado los títulos en Atenas y Sevilla, la carrera final se tornó lenta y el alemán Nils Schumann sacó mejor provecho. Para Atenas 2004, ya Kipketer no formaba parte de la avanzada de los 800 metros, era su última oportunidad y la aprovechó, a sus posibilidades, logró bronce.
Gebrselassie, mucho talento y poca suerte olímpica
Un atleta con la trayectoria del etíope Haile Gebrselassie, debió merecer una mejor “suerte” olímpica, solo conquistó dos títulos. Por aquellos tiempos, sus eventos no eran mediáticos. Gebrselassie, tal vez, por ser etíope no estuvo en Barcelona 1992, ganó los 10 mil en Atlanta 1996, pero el “caprichoso” calendario, tampoco le favoreció para presentarse en los 5 mil metros, en esa época se corrían series eliminatorias en ambas pruebas. En Sydney 2000 se repitió la historia, por lo que Gebrselassie fue al seguro, los 10 mil metros, logrando el segundo y último título olímpico. Para Atenas 2004, ya no era el rey, ni en su país, pues viajó como escolta de Kenenisa Bekele y Sileshi Sihine, resultado, quinto lugar, lo propio ocurrió en Beijing 2008, donde fue sexto.
Eddy Nápoles Cardoso – Cuba (Especial para Atletismo Peruano)