El coronavirus va haciendo mella en el calendario deportivo mundial, hasta tal punto que el brote surgido en China amenaza a los esperados JJOO de Tokio, que se celebran entre el 24 de julio y el 9 de agosto.
El comité directivo de los Juegos Olímpicos, quiso acallar las voces que alertan de un posible aplazamiento de la cita mediante la creación de un grupo de trabajo formado por responsables de Tokio 2020, del Ejecutivo nipón y del Gobierno regional de la capital japonesa, que mantendrán «consultas permanentes» con la Organización Mundial de Salud y con el Comité Olímpico Internacional.
Su plan inicial es mantener los Juegos, si bien admiten que el coronavirus «ya ha tenido impacto» en competiciones clasificatorias para los JJOO que estaban previstas en China, lo que se suma a las restricciones en viajes que podría afectar a atletas de todo el mundo.
El problema es que esas competiciones que citan desde la cúpula de los JJOO son sólo la punta del iceberg de un calendario mundial que se vio azotado por el coronavirus con anulaciones, aplazamientos o amenazas de cancelación. Con China como núcleo del brote y con más de 43.000 afectados en todo el mundo, la alerta se extiende a los países vecinos, donde compiten deportistas de todo el mundo.
El Mundial en pista cubierta que debía disputarse en la ciudad china de Nankín entre el 13 y el 15 de marzo fue otro de los primeros damnificados. Fue la decisión que tomó también en enero la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), poniendo entonces como argumento que la cifra de afectados por el coronavirus superaba ya a la del SARS. La nueva fecha: marzo de 2021, un año después de lo previsto.
