El Comité Olímpico Internacional (COI), otorgó la medalla Pierre de Coubertin al espíritu deportivo a la estadounidense Abbey D’Agostino y a la neozelandesa Nikki Hamblin, por el solidario gesto que tuvieron cuando competían en la carrera de los 5.000 metros de los Juegos Olímpicos de Río 2016.
«La historia de D’Agostino y Hamblin es la historia de la humanidad y el sacrificio que ha cautivado los corazones de la gente de todo el mundo», indica el COI.
La imagen de ambas atletas abrazadas recorrió el mundo, luego de que ambas terminaran la carrera juntas tras sufrir un terrible tropiezo.
Los hechos sucedieron cuando la neozelandesa Nikki Hamblin tropieza y cae al suelo, detrás ella venía la atleta estadounidense D’Agostino quien también llega a tropezarse con su compañera. En un primer momento, D’Agostino se para de la caída y ayuda a Hamblin a levantarse, luego ambas empiezan a correr, sin embargo la estadounidense siente una molestia en el pie y cae al suelo.
En ese momento Hamblin ayuda a su compañera a levantarse y juntas corren hasta llegar a la final. Ambas fueron las últimas de la carrera pero los jurados de Río 2016 decidieron recalificarlas para correr en la final.