El fenómeno del triple salto masculino cubano

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Eddy Nápoles Cardoso – Cuba (Especial para Atletismo Peruano).- Durante la celebración del pasado y, por cierto, último Campeonato Mundial de Atletismo para menores de 18 años, en Nairobi, Kenya, el saltador cubano Jordan Díaz ganó el título, con salto de 17.30 metros, que constituye el mejor resultado en el mundo para atletas de esa categoría, acontecimiento que por un lado, nos llena de regocijo, pero por otro, nos debe llevar también a la reflexión sobre esos grandes rendimientos en edades tempranas, cuestión esta que argumentaré a continuación con varios ejemplos.

El salto triple, es para los cubanos, como los 3000 con obstáculos para los kenyanos o como lo fue en el pasado, el lanzamiento de la jabalina para los fineses, toda una tradición. Ahora sucede que, Kenya, si hace honor a su condición de amplio dominador de esa especialidad en el mundo, con triunfos en cuantos eventos se celebren a cualquier nivel, algo que ya no ocurre con los fineses en la jabalina y tampoco con los triplistas cubanos en los eventos absolutos, dígase, Juegos Olímpicos o Campeonatos Mundiales.

En Juegos Olímpicos, los triplistas criollos acumulan, una presea de plata y una de bronce, mientras que, en Campeonatos Mundiales, se incluye, al aire libre y bajo techo; han conquistado, dos títulos, 12 medallas de plata y nueve de bronce, hasta aquí marcha todo muy normal, pero resulta que la mayoría de esos mismos triplistas, cuando transitaron por las categorías inferiores, menores de 18 años y junior, conquistaron ¡diez títulos!, siete preseas de plata y dos de bronce. En el análisis cuantitativo se observa mayores dividendos en la categoría absoluta con 23 medallas, contra 19 de los menores y junior, pero cualitativamente, cuando  estos mismos atletas compitieron en las categorías inferiores, lograron ocho títulos más, que lo realizado con posterioridad en la categoría absoluta.

Hay que hacer la salvedad, que Lázaro Betancourt, Lázaro Balcinde (plata y bronce en Paris 1985) y Jorge Alfredo Reyna (plata en Budapest 1989), no asistieron a mundiales de las categorías inferiores, porque no existían en esa época, como tampoco participaron, porque no fueron convocados, o no hicieron el grado; Yoel García (plata en Sydney 2000 y oro en Paris 1997); Aliecer Urrutia (plata en Paris 1997 y bronce en Atenas 1997) y Alexis Copello (bronce en Berlín 2009).

En esta prueba los atletas cubanos destacan a muy temprana edad, en relación al resto del mundo, como lo muestra la cosecha de premios máximos logrado en estos eventos de categorías inferiores, ahora una buena interrogante sería; ¿es esto producto de las condiciones innatas del atleta cubano para esta especialidad o de un proceso de aceleración en las etapas de preparación deportiva en relación a la edad?

Las respuestas no las poseo yo, estas quedarán para los especialistas en biomecánica, medicina deportiva y entrenamiento deportivo, etc. Ahora solo ofreceré la expresión del comportamiento de estos atletas en cuanto al rendimiento en las categorías menores, juveniles y mayores o absoluta.

Para valorar el sustento, de los 17.30 logrados por Jordan Díaz en Nairobi, hay que echar un amplio vistazo atrás, al desempeño de esta especialidad en Cuba y también en relación al resto del mundo o, a menos, que estemos en presencia de un super talento.

Valorando los participantes criollos en certámenes de las categorías menores de 18 años y juveniles, suman entre ambos eventos, 26 atletas, ya que varios han repetido. De los cuales, solo el 19.23% (cinco atletas) han mantenido una continuidad sistemática en el atletismo, logrando además preseas en la categoría absoluta.

Los triplistas que posteriormente lograron continuar su carrera deportiva con éxito, son; Yoelbi Quesada, el de mayores lauros, medallista de oro y plata cuando juvenil, luego, titular mundial en Atenas 1997, medallista de bronce en la cita olímpica de Atlanta 1996 y de plata y bronce en los eventos bajo techo de Barcelona 1996 y Birmingham 2003; le sigue, Yoandri Betanzos, plata sub-18 en Bydgoszcz 1999; plata juvenil en Santiago de Chile 2000, quien posteriormente logró medallas de plata en; Paris 2003; Helsinki 2005 (aire libre) y bajo techo en Doha 2010 y bronce en, Budapest 2004 y Moscú 2006.

Otro ganador de medallas en las tres categorías fue; Arniet David Giralt, plata en Debrecen 2001 (sub-18), oro en Kingston 2002 (junior) y plata en Valencia 2008 (bajo techo); mientras Pedro Pablo Pichardo, ganaba el mundial junior en Barcelona 2012 y conquistó medalla de plata en las citas de Moscú 2013 y Beijing 2015. Con menor destaque está, Ernesto Revé, con plata en Moncton 2010, entre juniors y plata en el mundial bajo techo de Sopot 2014, en categoría absoluta.

Nombres como los de René Luis Hernández, titular mundial juvenil en Sydney 1996; Michael Calvo, plata en ese propio evento; Dennis Fernández, oro en Sherbrooke 2003; Héctor Dairo Fuentes, ganador en Marrakesh 2005; Osiri Mora, plata en Seúl 1992; Osviel Hernández, plata en Bydgoszcz 2006 y Osniel Tosca, bronce en Debrecen 2001, han quedado en el camino, por solo mencionar los medallistas.

Es necesario señalar que este fenómeno cobra mayor magnitud ahora, producto de la evolución que ha ido experimentando el atletismo cubano en sentido general, dígase, en el desarrollo cualitativo de todo el proceso de entrenamiento, que incluye, atletas, entrenadores y personal adjunto, pero si damos una mirada al pasado reciente, aunque ya no tan reciente, observamos varias muestras de rendimientos prematuros en esta especialidad:

La primera de ellas, Pedro Pérez Dueñas, nuestro primer recordista mundial absoluto, logró su salto récord de 17.40 metros, en Cali, Colombia, en 1971, a los 19 años, pero como complemento, les comento que, lamentablemente; esa fue la única ocasión donde el saltador pinareño materializó brincos en condiciones legales, sobre los 17 metros, luego sus mejores performances fueron, 16.83 y 16.81, a los 22 y 24 años respectivamente. Aunque en el caso particular de Pérez Dueñas, pueden haber influido lesiones posteriores, no siendo esta la generalidad para el resto de los saltadores.

Otros destellos tempranos se produjeron en los años 70 y 80 del pasado siglo. En la década de 1970, con 17 años, sobresalen; David Giralt (luego dedicado al salto de longitud), con 16.25, llegando dos años más tarde hasta 16.57 y Armando Herrera, con 15.97; mientras que a los 18 años lo hizo, Gustavo Platt, con 16.13, quien un año más tarde, salta su mejor brinco, 17.00 metros; en tanto Herrera en su último año juvenil saltó, 16.51 metros.

En los años 80, destacan tempranamente; Héctor Marquetti, a los 17 años y Juan Miguel López, a los 18, ambos con 16.25 metros; también en esta última edad, Robin Hernández, logra 16.66 y Juan Carlos Ibáñez, 16.33; así como Jorge Alfredo Reyna, a los 19 años, con 16.78 y Lázaro Betancourt, a los 20 años, con 17.40 metros. De ellos, Marquetti e Ibáñez, dejaron sus marcas personales en 16.91, el primero y 16.41, el segundo, ambos a los 19 años, mientras que Robin, nunca pasó de esos 16.66 metros.

De todos, con posterioridad, solo Lázaro Betancourt y Jorge Alfredo Reyna lograron materializar rendimiento al máximo nivel, ambos con preseas de plata en mundiales bajo techo; Betancourt, en Paris 1985 y Reyna, en Budapest 1989.

Hasta aquí la primera parte de este trabajo, que hasta donde se ha mostrado, el fenómeno parece algo muy particular de los atletas cubanos dedicados a esta especialidad atlética.

Continuará…..

 

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