El viento no dejó brillar a pertiguistas en Düsseldorf donde ganó Torben Blech

Jun 13, 2020 | Internacionales

La novedosa competencia denominada “noche de vuelos”, que reunió a los mejores pertiguistas alemanes en el autocine de Düsseldorf, tuvo como ganador a Torben Blech plata el pasado año en la Universiada disputada en Nápoles, con un mejor intento de 5,55 metros. Tras un fuerte viento que se inició en plena competencia, donde se tuvo que  suspender por veinte minutos, no dejaron lucir en su mejor desempeño a las estrellas de la pértiga alemán.

Un novedoso escenario en el que debían brillar figuras como Raphael Holzdeppe, campeón del mundo en el año 2013, o el joven Bo Kanda Lita Baehre, cuarto en los Mundiales disputados el pasado año en Doha.

Pero para desgracia de los espectadores, que contemplaban sentados desde las ventanillas de sus coches o asomados de pie en sus descapotables la competición, el auténtico protagonista fue el viento.

Unas fuertes rachas que obligaron a suspender durante al menos veinte minutos la competición cuando apenas los pertiguistas habían podido realizar unos intentos en el saltadero instalado en el centro del autocine.

Condiciones climatológicas que perjudicaron especialmente al ex campeón del mundo Raphael Holzdeppe, que no pudo franquear el listón en ninguna de sus tres tentativas sobre 5,40 metros.

Sin Holzdeppe, bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, en competición, el triunfo parecía destinado a la nueva figura de la pértiga alemana, el joven Bo Kanda Lita Baehre.

Sin embargo, Baehre falló en sus tres intentos sobre 5,55, una altura a priori asequible para el joven saltador alemán, de 21 años, que cuenta con una mejor marca personal de 5,72 metros.

El inesperado traspiés de los máximos favoritos permitió alzarse con la victoria al también alemán Torben Blech, plata el pasado año en la Universiada disputada en Nápoles, con un mejor intento de 5,55 metros.

Y es que Blech pese a que intentó superar los 5,65 se vio perjudicado al igual que sus compañeros por el molesto viento, que impidió que los saltadores brillaran como se esperaba en el novedoso escenario del autocine de Dusseldorf.

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