Hacer o formar un velocista lleva recursos económicos

Sep 7, 2023 | Internacionales

Esto sería similar a realizar un viaje a la Luna en bicicleta, “es más fácil que olvidarte…pedaleando hasta morir” (Ricardo Arjona). El extraordinario cantautor guatemalteco, sin quererlo, le puede haber dado la respuesta a quien recientemente expreso en el Noticiero Estelar de la Televisión Cubana que; “Hacer un velocista no lleva recursos económicos”.

Habría que conocer que se interpreta por “velocista”, según la Real Academia es; atleta que compite en carreras cortas, pero eso solo es una definición “académica”, así cualquiera puede ser un velocista. El tema tiene otro trasfondo más interesante, por haber sido expresado luego de concluir en Budapest, el 19th Campeonato Mundial de Atletismo, donde la participación y actuación cubana en las llamadas pruebas de velocidad (100 y 200 metros), fue efímera.

Les propongo mediante algunos ejemplos, mostrar que, durante todo el proceso (detección, formación y especialización) de un velocista, se necesitan cuantiosos recursos económicos.

Estamos en pleno siglo XXI, atrás quedaron los tiempos en que los velocistas cubanos corrían a la par del resto del mundo; Enrique Figuerola ofreció el primer destello, cuarto en Roma 1960 y segundo en Tokio 1964; Pablo Montes lo continuo, cuarto en México 1968 y Silvio Leonard se convirtió en el segundo atleta en lograr un tiempo inferior a 10.00 segundos, con 9.98 en 1977 y tres años más tarde, repetía la plata olímpica de Figuerola, en Moscú.

En la actualidad no podemos considerar velocistas de nivel mundial, a corredores que logren tiempos entre 10.20 y 10.30, en los 100 metros, algo que era normal cuando Figuerola, Montes, Ramírez, Leonard y compañía, estaban entre la elite de la prueba en el mundo. En los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, para incluirse en la carrera final, el sudafricano Akani Simbine debió correr, 9.90 (último clasificado); en el recién finalizado mundial de Budapest, el kenyano Fernand Omanyala necesitó hacer 10.01. Estos ejemplos pudieran servir de parámetros para valorar a los corredores de nivel mundial, pudiendo ser, aquellos que logren incluirse en una final olímpica o mundial.

Entonces, en los momentos actuales para formar ese velocista (finalista), se necesitan recursos económicos, comenzando por la formación de, o los entrenadores, hace muchos años que el conocimiento empírico quedó desterrado, en el atletismo o en cualquier otro deporte, por lo tanto, se requiere personal altamente especializado para acometer los procesos de enseñanza, entrenamiento deportivo y dominio de la tecnología. La preparación de ese personal (cursos de calificación de World Athletics, asesoramiento técnico), demanda recursos económicos, que no vamos a detallar aquí.

Todo el proceso de enseñanza y aprendizaje de los velocistas va acompañado de un alto componente económico, que incluye, medios de enseñanza (tacos de partida, vallas, vestuario, calzado especializado, alimentación, control médico y medicamentos, recuperantes y otros).

Actualmente, en Cuba, el valor del calzado especializado (par), oscila entre cuatro y cinco mil pesos cubanos, pues el proveedor oficial del atletismo en nuestro país, PUMA, no cubre las exigentes demandas del equipo nacional, menos ofertas llegan a la base, el habitad inicial de ese supuesto “velocista”.

En la medida que el “velocista” va creciendo en su proceso formativo, irán aumentando las demandas económicas, que puede incluir, entrenar en una pista de material sintético (en Cuba solo existen dos), sistema de cronometraje electrónico que incluye sensores en los tacos de partida, para detección de salidas en falso (no existen en Cuba), equipos y tecnología especializada encargada de detectar, entre otros, errores biomecánicos, duración y potencia de los apoyos, frecuencia y longitud del paso.

Hablando de tecnología aplicada al atletismo, les comento que el dispositivo 1080 sprint de fabricación sueca, es un sistema de entrenamiento de sprint basado en carga resistida y asistida con control de carga y velocidad, este software tiene un costo aproximado de 25 mil dólares. Ofrece, entre otros datos, tiempo de contacto, tiempo de vuelo, cantidad, dirección y magnitud de fuerzas por pasos, ritmos de aceleración; permite, además conocer la forma en que se encuentra el atleta y así poder modular el entrenamiento. Este software es uno de los más empleado en Estados Unidos; Grant Holloway, tres veces titular mundial y Fred Kerley, campeón mundial en Eugene 2022, usan el 1080 sprint.

Siguiendo con la tecnología que debe ser usada en la formación de un velocista de nivel mundial, les presento el Optojump System, equipo que mide tiempo de contacto y vuelo, tiempo de reacción al sonido e impulso visual, elevación del centro de gravedad, fuerza especifica (w/kg), frecuencia y energía gastada; cada metro tiene un costo de seis mil dólares. Esta tecnología es muy usada en Europa; el italiano Lamont Marcell Jacobs, campeón olímpico en Tokio 2020, utiliza el Optojump System, con una carrilera de 40 o 50 metros (entre 240 y 300 mil dólares).

Existe mucha más tecnología aplicada en la preparación de los velocistas actuales, con estos ejemplos bastan para continuar sumando costos, pero ahora regreso al otro sujeto que interviene en el proceso, el entrenador. Este tiene que tener los conocimientos necesarios para saber interpretar y analizar los datos que ofrecen estos sistemas tecnológicos, en correspondencia, tomar decisiones aparejadas al cumplimiento o no, de los objetivos propuestos.

Otra de las variables que intervienen en la formación del velocista (o cualquier otro atleta de élite), es establecer la ruta crítica o facilitarle un adecuado sistema competitivo, acorde al nivel y exigencias de cada etapa o ciclo por el que transita el atleta (puede incluir hasta dos ciclos olímpicos). Les recuerdo que estamos en Cuba, una isla, el velocista va a necesitar ir elevando su nivel competitivo, hasta un momento, lo podrá hacer en el Estadio Panamericano, pero luego tendrá que competir en tierras foráneas. Jamaica pudiera ser uno de los escenarios “perfectos”, se combinan, el desarrollo que ha experimentado en ese sector y cercanía; Un billete de avión Habana-Kingston puede costar, entre 450 y 494 euros. Otros destinos en el Caribe, Bahamas o Trinidad & Tobago, también serían posibles, encareciendo el costo de los boletos aéreos; todos deben incluir gastos de alojamiento, alimentación y transportación interna.

En ese ajetreo competitivo, todas las rutas conducen a Europa, cuyo circuito atlético es el más avanzado y cotizado, por lo tanto, ese “velocista” debe franquear el Océano Atlántico, no precisamente en las carabelas de Colón, ni en barco, sí en un moderno avión, cuyos boletos aéreos fluctúan entre 800 y 1000 euros. Competir en Europa, no es como hacerlo en Jamaica o Bahamas (compites y regresas), realizarlo en el “viejo continente” incluye una estancia, que pudiera extenderse, según el calendario competitivo o por las competencias “conveniadas”, entre 45 días y dos meses. El precio de la estadía de un atleta en Europa, pudiera estar, entre 60 y 80 euros diarios. Aprovecho para expresar que estos gastos, últimamente, corren a cargo de la Federación Cubana de Atletismo.

Por último, cito dos ejemplos sencillos del empleo de recursos económicos en beneficio de los velocistas (conocimiento, tecnología, competencias); dos atletas cubanos que realizaron la mayor parte de su carrera atlética en Cuba y más tarde se radicaron en Europa, ambos mejoraron sus marcas personales ya estando establecidos en España y Portugal, respectivamente. Yunier Pérez, lo hizo en el Club Atletismo Playas de Castellón, salió de Cuba en 2010, con 10.22 y corrió 10.00 en 2017; más reciente, Reynier Mena, lo hace en el Benfica, con mejoras en ambas pruebas, que van de 10.04 a 9.99 y de 20.26 a 19.63 segundos.

Aquí están relacionadas algunas de las variables que inciden en la formación de los atletas que en la actualidad compiten en las llamadas pruebas de velocidad, 100 y 200 metros. Con un short, un cronometro y una cinta métrica, solo podremos detectar el talento e iniciar el acondicionamiento general, lo que continua, lleva recursos económicos.

Eddy Nápoles Cardoso – Cuba (Especial para Atletismo Peruano)

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