Las lecciones de los Juegos Panamericanos, más allá de lo que dice el medallero

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Fuente: Clarín Deportes: No hay física cuántica, teoría del caos, filosofía existencialista ni amor tántrico detrás del deporte de alto rendimiento. Mandan los resultados. Lo saben los atletas, que se entrenan durante meses para un objetivo: ser mejores que sus rivales, batir sus marcas personales o subirse a un podio. Lo saben los entrenadores, que con sus colaboradores diseñan el método para conducir a los deportistas hacia sus objetivos. Lo saben quiénes deben distribuir los fondos para financiar esas planificaciones. Fondos públicos, porque los sponsors privados son prácticamente nulos, como si aún no comprendieran el valor de identificar su marca con un atleta ejemplar para sus potenciales consumidores.

Resultadìsmo puro. Guste o no. Así es el alto rendimiento. El fin justifica los medios, porque el cuerpo se exige al infinito y más allá, con la salud del deportista siempre caminando por la cornisa de una lesión que complique su futuro pos vida útil como atleta.

Y los Juegos Panamericanos son, en ese sentido, la cita ineludible para que el deporte argentino compita y trate de ser mejor que el del resto del continente. Olímpicos son pocos; panamericanos, ya es otra historia.

Todo muy lindo con subirse al autobomba de los resultados y pasearse con la sirena a fondo por el pueblo con las 101 medallas, los 32 oros, la mejor actuación histórica de visitante y la mar en coche. ¿Cómo no celebrar objetivos cumplidos y superados si de eso vive el deportista de alto rendimiento?

Ahora bien, comparar este rendimiento argentino con los conseguidos en anteriores Panamericanos no es sólo un tema estadístico, porque en cada uno de los Juegos hubo distintos deportes, disciplinas, pruebas y cantidad de atletas, por lo que la calidad está en juego como variable indispensable para el análisis final. Entonces bien vale hablar de las lecciones que dejó Lima 2019, para que el deporte argentino aprenda y progrese gracias a ellas.

Los clubes merecen una valoración inexpugnable. Formadores en valores y en los fundamentos deportivos en la infancia y en la adolescencia, reclutan talentos, generan vínculos, fomentan la rivalidad bien entendida y permiten el crecimiento de los pibes en ambientes lejanos a los males que arruinan a la juventud. Son una pata indivisible del desarrollo deportivo. Por eso es imprescindible alejarlos de los tarifazos, de los embargos, de las expropiaciones de terrenos, de su extinción…

Transformar esos atletas amateurs en deportistas de alto rendimiento es una materia totalmente distinta. Después de años de destratar a sus atletas, las federaciones deportivas (no todas) comprendieron que su deporte no existiría sin la materia prima que lo practica y entendieron que deben planificar para activar las becas de la Agencia de Deporte Nacional y del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), que además financia la cobertura médica, el equipamiento y las giras y las competencias de los atletas.

Claro que los recortes presupuestarios son evidentes. Por los cambios en su financiamiento, el ENARD sufrió una merma del 25 por ciento de sus ingresos mensuales y soporta el peso de una devaluación gigantesca que complica por moverse en un mundo con costos a precio dólar.

La Agencia, ex Secretaría, creada a partir de un decreto de necesidad y urgencia, bajó su presupuesto a 1.000 millones de pesos, cuando para Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino, debería ser al menos el doble.

Mientras tanto, aún no se sabe qué pasará con el CENARD y su predio en Núñez, al tiempo que se espera que no se deteriore el ex Parque Olímpico de Buenos Aires 2018.

El sistema de becas será reanalizado a fin de año por la Agencia, el ENARD y el COA, pero debe afianzarse como motor del progreso del alto rendimiento. Queda demostrado que viajar para entrenarse en las mejores condiciones y competir contra rivales de peso da resultados.

​Al cabo, 13 oros llegaron desde la natación (4), el canotaje (4), el remo (3) y el yachting (2), deportes con experiencia internacional y habituada a concentraciones, giras y torneos en el exterior. Aunque no se debe soslayar que un cuarto de las 32 doradas llegaron de los deportes colectivos: las dos ramas del hockey sobre césped y los seleccionados masculinos de fútbol, básquetbol, vóleibol, handball, rugby y sóftbol.

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