Mo Farah, en una entrevista exclusiva que publica el diario británico “The Sun”, anunció que deja Estados Unidos para establecerse con su familia en Londres. Abandona el Nike Oregon Project, el equipo de trabajo bajo la dirección del cubano Alberto Salazar, sospechoso de formar parte de una trama de dopaje y regresa a su país de adopción.
Una decisión, afirma, que nada tiene que ver «con esas sospechas de dopaje. Hace más de dos años que empezó todo eso y si hubiera querido irme por esa causa ya lo habría hecho. Siempre lo he dicho: soy un gran defensor del deporte limpio y creo que cualquiera que rompa las reglas debe ser castigado. Si Alberto hubiera cruzado la línea yo ya habría cerrado esa puerta pero la USADA (Agencia Antidopaje de Estados Unidos) no le ha atribuido cargos. Si hubiera tenido alguna duda, no habría seguido a su lado todo este tiempo».
Farah explica que «me voy porque volvemos a Londres con mi familia. Nos encantó pasar el verano allí y Tania (su mujer) y yo nos dimos cuenta de lo mucho que echábamos de menos pasar tiempo con nuestros amigos y familiares y los niños también disfrutaron. Queremos que crezcan en Gran Bretaña. Es lo correcto. Y como tanto Nike Oregon Project como Alberto residen en Estados Unidos no va a ser posible que continuemos nuestra relación a distancia».
El atleta británico insiste varias veces durante la entrevista que no ha recibido presiones por parte de la Federación de su país para dar este paso. «Les he comunicado quién será mi nuevo entrenador pero no han tenido ningún papel en mi decisión», sentencia.
En Londres, Farah se entrenará a las órdenes de Gary Lough, esposo de la maratoniana Paula Radcliffe, a quien también entrenaba cuando se convirtió en la plusmarquista mundial de la distancia (2h 15m 25s, en 20013). Salazar declaró que la ruptura se produjo de mutuo acuerdo y que se ofreció para aconsejarlo a distancia pero que Farah le respondió que la idea no tenía mucho sentido. Después de conseguir en el Mundial de Londres un nuevo oro en 10.000m, se despidió de las pistas con la plata en los 5.000m para dedicar el resto de su carrera al asfalto, a la maratón. Salazar, estadounidense de origen cubano, fue en la década de los años 80 uno de los mejores maratonianos del mundo. Ganó tres veces el maratón de Nueva York y una el de Boston (2h 8m 51s en Boston 82 fue su mejor marca).