La llegada al mundillo del atletismo en el primer nivel de Santiago Antúnez se produce a mediados de la década de los 80 del pasado siglo, cuando siendo un joven, sale de su natal Ranchuelo en Villa Clara para incorporarse como entrenador por aquel entonces en la Escuela de Perfeccionamiento Atlético Nacional, ubicada en la capital cubana.
Sus primeros resultados llegaron en la categoría juvenil, siendo el primer campeonato mundial junior, celebrado en Atenas, Grecia en 1986, la cita de su debut en la cumbre, allí el vallista Emilio Valle, gana el título en los 400 metros y además logra bronce en los 110 con vallas. Luego en el siguiente evento, Sudbury, Canadá en 1988, dos discípulos suyos escalan lo más alto del podio, Aliuska López en los 100 con callas y Reynaldo Adim Quintero en los 110; también hay que resaltar su trabajo como responsable técnico de los juveniles en Cuba, etapa en la que esta categoría logró los mejores resultados en la arena internacional, pero además contribuyó a la formación de una generación de atletas, que luego dejó una estela de éxitos, casi imposible de reeditar.
Ya para la cita estival de Barcelona, España en 1992, Antúnez era el responsable técnico de todo el atletismo cubano, merced a lo cual se logró el mejor desempeño del campo y pista criollo en Juegos Olímpicos, en lo personal en la ciudad catalana, Santiaguito logró dos finalistas olímpicos, Emilio Valle y Aliuska López, esta última ya había sido finalista en el campeonato mundial de Tokio, Japón, 1991, condición que reeditó en Suttgart, Alemania, 1993 en unión de Emilio Valle.
La primera medalla a nivel supremo, llega en el mundial bajo techo celebrado en Barcelona, España, 1995, allí se titula en los 60 con vallas, Aliuska López, luego en la versión al aire libre, Goteborg, Suecia, Erick Batte y Emilio Valle, acceden a la final, era la antesala de lo que se aproximaba, en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996, – Juegos que la mayoría consideran como la “Oveja Negra” del atletismo cubano – Antúnez logró clasificar a tres atletas para la cita, llegando dos de ellos a la final de los 110 con vallas, nuevamente Valle y Batte, una hazaña que era patrimonio de estadounidenses, italianos, soviéticos y británicos.
Al año siguiente, su nueva estrella, el santiaguero Anier García, inicia el camino al podio olímpico, cuando logra el título mundial bajo techo en la cita de Paris, en el mundial al aire libre celebrado en Sevilla, España, 1999, antesala estival, Anier gana medalla de plata, solo superado por Colin Jackson, luego llega la cita australiana de Sydney. Allí estaban los mejores exponentes de las carrera de vallas cortas del mundo en ese momento, Allen Johnson, titular de los juegos anteriores y campeón mundial en Atenas 1997, Colin Jackson, recordista mundial, titular mundial en Sevilla 1999 y otros con menos categorías, pero también con opciones, como son los casos de los estadounidenses Mark Crear y Terrance Trammell y por supuesto Anier Octavio García, esa noche el santiaguero cumplió al pie de la letra las orientaciones de su entrenador, – realizar una buena partida de los bloques – excelente arrancada y adiós las esperanzas de Trammell, Crear, Johnson, Jackson, Schwarthoff, Dorival y Kronberg, el título vino para Cuba con un espectacular 13.00 segundos.
Para la cita mundial de Edmonton, Canadá, 2001, nuevamente había expectativas por un nuevo enfrentamiento entre Johnson y Anier, definido a favor del primero por estrecho margen de tres centésimas, pero en esa final, como en la de Sevilla, otro cubano partió de los tacos de salida,
Yoel Hernández; Anier García también se colgó al cuello dos preseas de plata en otras citas bajo techo, Lisboa, 2001 y Birmingham, 2003.
Un año más tarde en Atenas, Antúnez puso de manifiesto sus cualidades de entrenador de élite, cuando este mismo Anier pasado por lesiones y molestias musculares, se encaramó otra vez en el podio olímpico, ahora con bronce, aventajado solo por el chino Liu Xiang y Trammell.
Con el titular olímpico Anier García en el final de su carrera, ya la visión futura de Santiaguito había captado las huellas de Dayron Robles, así con las enseñanzas del profe y los consejos del santiaguero se fue adentrando en los secretos de las vallas este atleta guantanamero, que ha venido a complementar algunos de los pocos éxitos que escasean en el
currículum de Santiago Antúnez.
El camino de esta nueva estrella cubana de las vallas cortas, se inicia en Grosseto, Italia, 2004, al ganar medalla de plata en el mundial juvenil, dos años más tardes Robles conquista otras dos importantes medallas de plata, una en el mundial bajo techo de Moscú y la otra en la Copa del Mundo de Atenas, Grecia. En el 2007 se convierte el primer cubano en descender de los 13 segundos, al marcar 12.92 en Suttgart, Alemania, durante la Final Mundial de Atletismo.
El 2008, indicaba que sería el año de Dayron Robles y así lo fue, todo marchaba a pedir de boca de su entrenador, epopeya que se inició el 12 de junio en Berlín, Alemania, con Dayron segundo y 13.20, pero llegó el día 12 y con el, el mitin de Ostrava en la Republica Checa, allí el cubano corrió como ningún humano lo había realizado en esa especialidad, resultado, 12.87, nuevo récord mundial, atrás quedaba distante Terrence Trammell, con 13.21 era el primer tope universal para Antúnez como entrenador y el segundo de un cubano – antes lo había logrado Alejandro Casañas con 13.21 en 1977 – en esa disciplina.
La culminación de los éxitos se materializaron en los Juegos Olímpicos de Beijing, al ganar Dayron de forma convincente la final de los 110 con vallas, luego de haberse creado toda una expectativa por la prensa, motivada por el posible enfrentamiento entre el ídolo local Liu Xiang y el cubano, carrera que se frustró por la lesión del chino meses antes de los juegos, no pudiéndose recuperar para la cita estival.
Otra conquista del dúo Robles-Antúnez fue el título bajo techo en el mundial de Doha, celebrado este año, quedándole solo pendiente al ahora mejor entrenador del mundo en el 2010, un título mundial al aire libre.