Usain Bolt, el ocho veces campeón olímpico de la velocidad, tomó un vuelo de gravedad cero, a bordo del avión Airbus A310, sobre Francia, por cortesía de un fabricante de champán, e invitó a una carrera inusual, dentro de un habitáculo sin gravedad.
En una pausa a su empeño por convertirse en un futbolista profesional, Bolt dijo que se sintió como “un niño en una dulcería” tras pasar alrededor de cuatro minutos en una condición ingrávida.
El plusmarquista se colocó sobre la línea de salida junto a dos expertos, pero al comenzar a correr sus pies se despegaron de la superficie y en lugar de salir disparado hacia adelante, empezó a flotar sin ganar demasiada velocidad. A pesar de esto, pudo vencer a los otros competidores y llegó a la meta flotando.
Luego, destapó una botella de champagne y brindó junto a los presentes mientras reían por lo ocurrido y flotaban en el aire, lejos del suelo. Una experiencia en la que la gravedad y las preocupaciones de Bolt han estado a cero.